Páginas

domingo, 27 de abril de 2025

mi corazón español


La única libertad que reconozco 

es la de los sueños y de la imaginación

que viene cargada en las barcazas 

de los ríos de antaño

que veo desde lo más alto de una torre

que me podido construir 

y sobre ella revolotean

los cuervos pacíficos

y sobre los hombres desterrados 

de sus gozos y de sus alambres 

de espinos 

que rodean su corazón de pecblenda,

como si de repente viniese un camion

cargado de guerrilleros 

y dijesen que las calles 

quedan copadas por el silencio

y por los rostros como de plomo

de los vigilantes

acechando

en cada esquina. 


Este era el mito

de la ciudad que se crea

desde las lagunas de las lágrimas, 

desde los ladridos de los perros 

sacrificados 

porque su sangre 

regaba 

la hierba 

sobre la que hacer el amor 

o asesinar 

a la sombra 

que pretende arrinconarme 

contra los muros viejos 

y derruidos de una iglesia 

donde aún se reúnen los espectros 

de los antepasados, 

fríos, yertos, 

pero que, alguna vez en su vida,

tuvieron la pasión de la hierba. 


Yo también sería un guerrero por la libertad,

por montes rojos y dictatoriales,

como un arrendajo que baja 

a todas la velocidad 

para saber si aún sigo 

pensando en algún antiguo amor, 

si aún tengo los piernas duras 

por los golpes 

continuos 

de los sueños y las pesadillas

contra los océanos 

sanguinolentos,

creo que mi suerte 

pende de la luz de un coito,

mientras que al otro lado del océano,

los lagartos de la sombra

vienen

como hombres hambrientos 

que regresan

de su viaje a Tombuctú.


Aún tengo la fuerza para leer 

el diccionario de mi vida 

y hacerme un té

con unos posos en los que se puede descifrar 

mis futuros sus amores furtivos,

hasta que me aleje de la ciudad 

y empiecen a llover 

opúsculos para que nadie dejase 

de animar 

mis latidos duros 

y pensativos de mi corazón español.


una nueva tierra


La mujer anónima de rojo

mostró

su anillo

con esa serpiente de carmín 

que se enroscó en su dedo 

que señaló su camino.


Vendía baratijas 

en el rastro de otro continente, 

con esa poesía breve y cruel

propia de los que aman

su música compleja 

de los que prefieren estar solos en casa, 

con lo azul de sus miradas 

y lo meridional de sus cuerpos.


Y la explicación es que la dama

de rojo 

es una dama que se encamina,

como una dama, 

hasta el río bravo 

para sentir en sus pezones

su frialdad, 

para sentir la soledad 

de los horizontes

en su vientre.


Un día se irá 

al malecón

de los mares

que le tenían prohibido

para que no llegase a lo más fructífero 

de los desiertos

y qué sería

de sus versos poemáticos 

y venerables 

como la sombra blanca 

de tus antepasados. 


El mito es que ella tendrá el corazón

en la cordilleras,

con sus brazos irreverentes,

sus brazos que no han abrazado

a nadie,

brazos

que son como arañas dignas 

de oscuridad.


En su secreto diario

les escribe 

a sus hijos perdidos 

que protege en su seno

míticos,

para que ellos puedan habitar 

una nueva tierra 

sin verdugos. 


El abismo del amor es la traición

El abismo del amor es la traición, son los planetas olvidados a los que recurro me desahogo   cuando nado, leo largos libros de poemas,...