El abismo del amor es la traición,
son los planetas olvidados
a los que recurro
me desahogo cuando nado,
leo largos libros de poemas,
de viajes anhelados
que ahora, a mis años, sé
que nunca emprenderé,
estaré al lado de la esquina de la vieja casa,
aquella casa donde había un cine,
donde había un museo de seres de manos cortadas
y las muchachas, que una vez conocí,
se han pulverizado en el tiempo,
en la tierra sedienta de carnes y de sangres
y hasta allá va la raíz,
la raíz malvada,
que no deja que se vean a los muertos,
en el centro hay un pozo donde se podría vivir
y luego, en los días de mucho verano,
de aguas repentinas, se abren los grifos
de fuentes secretas,
es entonces que el mundo puede volver a empezar,
dejar el pie y la huella y la mirada oscurecida
por el plomo de antaño,
amar lo ligero,
lo que se va hacia lo lejano,
lo que no se otea nada más
que desde la multitud.